Era genial jugar Bobby Carrot, uno de los poquísimos juegos desarrollados en JAVA que nuestros "smartphones" podían soportar.
Desafortunadamente era enorme y previo a la llegada de formatos de audio comprimido, como el MP3, había que llevar un arsenal de CDs para no aburrirse.
Aunque las redes 3G/4G prácticamente nos remontan a esos tiempos, donde la velocidad de conexión a Internet era un martirio.
Pero debemos confesar que era algo relajante enrollarse ese cable entre los dedos (probablemente por eso terminaba así de torcido).
El infrarrojo era para especialistas en el tema. Cualquier movimiento en falso y se perdía la transferencia. La sensación de victoria cuando terminaba era algo especial
Una vez que se estropeaban, los rollos de cinta funcionaban como serpentinas.