Muchas veces nos cegamos al ver que se ha cometido una injusticia y más si somos las víctimas de ello. Sin embargo, en estos casos pensar con cabeza fría y valiéndonos de todos los recursos que tenemos a nuestra disposición podemos cantar victoria y saborear el dulce sabor de la venganza.
El caso de hoy es el de un chico, muy ágil para embaucar a la gente pero no tanto para engañar a un diseñador a quien rehusa pagarle por el trabajo realizado.
Con los lentes de investigador supo descubrir los fallos en su seguridad y cometer la venganza perfecta.
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