Estás tranquila, viendo Facebook cuando de la nada un mensaje salvaje aparece. Como ya eres versada en las jugadas de los hombres hoy en día, le respondes con todas las cartas destapadas.
El, impávido, no puede creer tanta suerte. Pero como no es oro todo lo que reluce, una vez caes en la trampa te cuesta trabajo reconocerlo y te hundes cada vez mas.
Acompáñanos a ver esta triste historia.