La protagonista de nuestra historia, en su afán de denunciar un delito del que fue víctima, tuvo que delatar a cómplice que en apariencia es inocente.
Al subir a Facebook las fotos que su teléfono robado sincronizó con su cuenta, no se imaginó que el rostro de las fotos no eran las del ladrón sino las de la persona que compró el teléfono hurtado...
Solo nos queda recomendarles: tengan cuidado con lo que compran...