Chicos, las chicas aprecian la atención. Que les escriban, que les presten atención, que las busquen... pero una cosa es hablar con alguien y otra el acoso y la humillación.
Nuestro protagonista de la triste historia de hoy es un chico a quien claramente le interesa su interlocutor. Tanto que no puede dejar de humillarse.
Así no se hace.