Cuando hay otra persona que tiene algo que nosotros no tenemos dos opciones: o le haces un cumplido deseándole lo mejor, o quedas en ridículo demostrando que la envidia te consume.
El siguiente caso es el de una chica en Facebook que no aguanta la suerte de otra y trata de... dañarle la imagen. Sin embargo, con un par de clicks la causa de tanto escozor queda al descubierto.
Recuerden loquillos, la envidia es mejor despertarla que sentirla.