Todo el mundo pensó de que se trataba de una gran nave espacial, creando temor entre los habitantes de Phoenix. Más tarde un bromista anónimo confesó de que había engañado a todos con globos de helio y bengalas.
Al padre del fotógrafo Robert Wilson le gustaba inventar historias, y todo el mundo se burlaba de él, porque había sido encontrado diseñando huellas de monstruo falsas en la arena. Wilson, sintió pena por su padre y decidió trucar la foto de un monstruo en el lago, para que sus amigos lo respeten de nuevo.